Palabras de Juan
Pablo Olalquiaga
Foro Fundei-Unimet
Buenos días.
Agradezco la invitación a participar en este evento al Dr. Benjamín
Sharifker, Rector de la Universidad Metropolitana, organización anfitriona de
hoy; así como al Ing. Guillermo Rodríguez Matos, presidente de Fundei.
Los felicito por la celebración de los 45 años de esta Universidad y los 40
años de Fundei, instituciones de mucho valor y prestigio que han perseverado y
perdurado en estos tiempos de destrucción y emigración que nos ha tocado vivir.
Un respetuoso saludo a los participantes de este evento, Padre Luis
Ugalde, ex rector de la UCAB; Prof. Anitza Freites, directora del Instituto de
Estudios Económicos y Sociales de la UCAB; Dra. Cecilia Garcia Arocha, Rectora
de la Universidad Central de Venezuela; Dr. Enrique Planchart, rector de la USB;
Ingeniero Lorenzo Mendoza Presidente de empresas Polar; Ing. Jorge Roig, ex
presidente de Fedecámaras; Ingeniero Miguel Eseverri, Presidente de AIMM.
Asimismo a los profesores, estudiantes, empresarios, representantes de los
medios de comunicación social y todos los aquí presentes.
Cuando Guillermo Rodríguez me invitó a participar en este evento, debo
confesar que dudé si debía aceptar, por cuanto mi experiencia de muchos años en
una empresa industrial de tamaño mediano, no me califica como conocedor de un
tema de tanta importancia y profundidad como lo es la Educación como sistema,
aun cuando se trate del vínculo de ésta con la industria, y aun estando yo del lado
de los que requieren lo que el sistema educativo ofrece, es decir personas
capacitadas, preparadas, educadas. No obstante, y pese al sano instinto
que todos tenemos de mantenernos alejados de aquellas discusiones en las cuales
poco podemos aportar, acepté. Puedo decirte Guillermo que me pusiste a
leer mucho en estas últimas semanas con lo cual te agradezco todo lo que he
aprendido de ese mundo educación –conocimiento - destrezas - industria.
Si bien el conocimiento y las destrezas nos proporcionan las
herramientas para enfrentar los desafíos cotidianos, la capacidad para resolver
problemas y poder entender y enfrentar los desafíos; es la educación en
su forma más amplia la que nos permite la construcción de sociedades prósperas
en las cuales se privilegia la responsabilidad, la ética, la honestidad, la
tolerancia y la confianza; y así la capacidad de convivir en armonía,
todos elementos sin los cuales no se puede sostener un proceso incluyente y
democrático.
Muchos estudios sostienen la relación que hay entre el nivel educativo de los países y el grado de civismo de
sus habitantes, la calidad de sus infraestructuras o su índice de criminalidad.
JK Rowling, la autora de Harry Potter, señalaba en un discurso de
graduación de universitarios que: "Las decisiones a la hora de
votar, la forma como vives tu vida, tu forma de protestar, la presión que
pongas sobre tu gobierno ahora impactarán la forma como se dibuja tu vida, tu
sociedad, tu país y a aquellos que viven más allá de tus fronteras. Este es tu
privilegio y el peso que llevas sobre tus hombros".
El desarrollo de destrezas, la capacitación y la educación, o la falta
de ella, son el principal tema estructural de todas las sociedades, y sin duda
es de especial atención en nuestra sociedad. Sin embargo, en el caso venezolano,
debemos ponderar primero qué tipo de sociedad queremos ser, y aquí surge
nuevamente el debate de rentismo vs. industrialización. Son muy distintas una
sociedad rentista y una industrial, son muy distintas las destrezas y el
conocimiento que se requiere desarrollar en sus ciudadanos. Una sociedad
rentista tiene un requerimiento muy pequeño de matriceros, ingenieros mecánicos
o técnicos especialistas en neumática. Si bien en este momento nos damos
cuenta de que la renta petrolera no nos alcanza y que debemos producir mucho más
de lo que consumimos, la historia de los últimos 40 años de Venezuela nos dice
que el país ha optado por el rentismo.
El modelo implantado por el gobierno actual privilegia las importaciones
con una tasa de cambio en extremo sobrevaluada. Esto es así hoy, pero me
pregunto: ¿ha sido diferente en algún otro momento? ¿Hemos utilizado la
tasa de cambio de manera planificada para estimular la manufactura local y las exportaciones
no tradicionales? La respuesta a esta pregunta luce obvia aquí, en este
pequeño grupo, pero hay que hacerla en el país más amplio, entre comerciantes,
consumidores y en los barrios; porque ellos también votan y pueden escoger,
como han escogido un país para el cual se ofrece rentismo. Y nada conseguimos
con planificar instalaciones industriales cuyo retorno sobre la inversión es a
5 o 10 años y preparar jóvenes para operar esas plantas si esas plantas no van
a existir o van a quebrar.
El estímulo al estudio pasa por sueldos que deben ser incrementados
según el nivel de preparación y formación, de lo contrario ¿para qué gastar
tiempo y dinero en estudiar? ¿Si un bachaquero gana más, para qué estudiar? Cuántos
muchachos están estudiando, en este momento, ingeniería industrial o de
producción para ir a trabajar en unas fábricas que por causa de la ley de
costos y precios no van a ser capaces de pagarles mucho más de lo que le paga a
un obrero calificado? Entonces, ¿nos hace falta preparar ingenieros
industriales o de producción? Para que los contraten en cuál otro país?
Si por otro lado, consideramos que queremos ser un país industrializado,
con todos los cambios culturales y estructurales que conllevaría dar este paso,
¿qué tipo de industria queremos desarrollar? Al fabricar productos de
bajo valor agregado, o lo que otros utilizan como materias primas, nos damos
cuenta de que hay un ciclo perverso de producto barato, bajo requerimiento
profesional, bajo sueldo, desincentivo a la formación académica y así vamos
haciendo productos cada vez más básicos. Entretanto, en el mundo se está
pasando de la manufactura a la mente-factura. El concepto de la mente-factura
juzga el paradigma tradicional de la manufactura como una producción que va
ligada a modelos jerárquicos, especialización en funciones, repetición y
dependencia. Por otro lado, la mente-factura establece que los modelos de
futuro tratan de trabajar con la capacidad de resolver, es decir la capacidad
de idear y la capacidad de interactuar. Dos valores para los cuales la
preparación académica debe ser muy distinta. ¿Queremos que nuestro futuro
sea la producción de materias primas o el mundo de la nanotecnología, la
biotecnología, la robótica y la inteligencia artificial? Tal vez nos
produce un poco de risa tan siquiera pensarnos en esos términos, pero estoy
seguro que muchos Surcoreanos también se rieron de sus planificadores cuando éstos
comenzaron a pensar en parques industriales de alta tecnología por allá por los
años 50. ¿Cuál es la realidad de hoy? Lo cierto es que los coreanos
están de número 5 en la evaluación de aptitud en matemáticas de Pisa, vs los
estudiantes de los Estados Unidos que están en la posición 36. Nosotros
los venezolanos ni siquiera participamos en esa medición. Este es el
debate que debemos tener en las aulas, pero también en los clubes, en los
barrios, en los automercados y, porqué no, en las plazas. Si queremos
tener un país industrializado, los industriales debemos impulsar este debate público,
aun cuando nos genere un poco de temor por querernos mantener lejos del debate
político.
Para mejorar la competitividad de un país se debe lograr su crecimiento.
Para ello, hay que tomar decisiones en políticas públicas, aquellas que ayudan
a elevar la competitividad y la innovación. La base es la educación, seguida de
la ciencia, la tecnología y la innovación.
Es por ello que enConindustria hemos identificado este tema como crucial
dentro de nuestra propuesta de debate Visión Venezuela Industrial 2025, ya que
la formación para el trabajo, para reindustrializar e industrializar al país;
requiere de un sistema educativo que se adapte a las realidades del mercado
laboral y permita alcanzar el objetivo de contar con trabajadores capacitados
para enfrentar los retos de los continuos cambios tecnológicos y coadyuvar a
transformar a Venezuela en un país competitivo.
Esa aspiración estratégica pasa por comprender adecuadamente lo que está
ocurriendo en este momento, en el año 2015.
Las empresas industriales enfrentan enormes dificultades para
contratación. La primera es, como todos sabemos, la fuga de talentos, lo
cual nos deja un grupo mucho más limitado de profesionales disponibles.
La segunda dificultad es el grado de instrucción de las personas disponibles
y aquí me quiero detener un momento. Existen, en forma agregada,
enormes, enormes diferencias en personalidad y carácter entre las personas con
grado de instrucción sólido y aquellas que tienen escaso grado de instrucción.
Los primeros visualizan la vida como un recorrido con metas, con
sensación de futuro, éstos tienen sensación de estar empoderados de su destino,
es decir, llegarán tan lejos como ellos mismos se propongan. Estos tienen
alta motivación al logro, se responsabilizan de sus acciones y asumen
compromisos negociados, exigiéndose a sí mismos. Los segundos tienen una
visión de corto plazo, no se establecen metas cumplibles, siendo éstas o bien
inexistentes o excesivamente ambiciosas y por ende poco realizables, no tienen
plan específico para alcanzar metas y por tanto tienen la sensación de que su vida
depende más de la suerte (esa que los Romanos llamaban La Diosa Fortuna) más
que de su esfuerzo propio. Por tanto no importa lo que hagan, el futuro no será
muy diferente. Estas personas tienen baja motivación al logro, bajo nivel
de responsabilidad sobre compromisos asumidos y bajo nivel de exigencia sobre sí
mismos. Quiero dejar claro que estas diferencias son gruesos brochazos de
rasgos de personalidad y carácter, en la realidad entre las personas hay todo
un abanico de combinaciones posibles.
Ante la diáspora, cada vez más nos vamos quedando con trabajadores con
menor nivel de instrucción. Aquí, muchas veces cuando la empresa dice
"Edúcate", el trabajador no responde cómo, sino para qué? Esto
configura un divorcio entre las realidades que percibe la empresa y la que ve
el trabajador. El trabajador que no se prepara sufre de una profecía autocumplida;
es decir, no se supera y la vida no le
cambia. Las empresas le deben entrar a los trabajadores no solo desde la
razón, sino también desde los valores y desde el corazón.
Permítanme hacer uso de un ejemplo: en la empresa donde trabajo,
una empresa del sector químico, hay un muchacho, Jefferson, trabaja ahí hace
unos años, en planta. Jefferson es bachiller, no tiene más instrucción, él
era un poco descuidado, estaba en esa raya entre hacer lo mínimo necesario y
ocuparse un poco más cuando su supervisor lo increpaba, una conducta de altibajos
verdaderamente. No más compromiso del necesario, no más responsabilidad
de la que le permitía seguir adelante. No más producción de lo requerido,
sin participación en la resolución de problemas, por el contrario, varias veces
por descuidado los ha causado. Sin embargo, Jefferson optó por una
capacitación en química que la empresa dio. Fueron 6 meses de química 2 veces
por semana, 3 horas por día, al terminar la jornada diaria y luego tareas para
la casa, exámenes y trabajos. Ingresaron 10 trabajadores, sólo 6
terminaron y recibieron certificado de asistencia con nota.
Jefferson obtuvo 19, muy por encima de los demás. A lo largo del
curso el profesor les habló de valores, de superación a través de la
capacitación. Jefferson ahora es otro, es entusiasta, colaborador,
comprometido y hasta exigente consigo mismo. Si uno le pregunta el porqué
la química le produjo ese cambio, su respuesta es que el curso le hizo darse
cuenta de que puede ser bueno en algo y a través de ese algo en lo que es bueno,
puede sobresalir. Este es un ejemplo de cómo un poquito de capacitación
cambia una vida. La educación empodera a las personas de su propia vida.
Empato este ejemplo con otra experiencia que tuve recientemente.
En este último caso fue con un grupo de sindicalistas, los cuales ante la
enorme inflación que hoy nos empobrece, pensaban que la solución era remunerativa.
Luego de una explicación simple, pero cabal sobre economía, dada por una
persona de gran aptitud, los sindicalistas salieron entendiendo que su problema
no se resuelve con subidas de sueldo sino con cambios de políticas públicas.
Hoy, en este evento, hablaremos sobre capacitación técnica de formación
para el trabajo, sobre rescatar el Ince, abordaremos las escuelas técnicas, y
acerca de cómo los sectores de la manufactura deben definir las capacidades
requeridas para los trabajadores de tal o cual puesto de trabajo. Todo
esto hemos de definirlo, organizarlo e instrumentalizarlo, un poco difícil sin
un gobierno ganado a esta necesidad y que no habla con sus empresarios, pero el
trabajo hay que hacerlo. No hay duda. Sin embargo, yo creo que los
empresarios también debemos ocuparnos por la materia prima en términos de las
personas que recibimos en nuestras empresas, la materia prima que reciben los
institutos técnicos, el Ince o las universidades. La materia prima en
forma de niños que vienen de colegios donde no hay pupitres, donde se va la
luz, donde los mosquitos y el calor no facilitan la concentración, donde no hay
motivación, donde hay violencia y drogas, donde por falta de profesores, un
niño pasa a química de cuarto año sin
haber visto química de segundo año. Escuelas en las cuales si hay textos,
éstos contienen adoctrinamiento político, donde los profesores no trabajan como
profesionales con buena calidad de vida, sino en el mejor de los casos, como
personas de vocación que requieren de uno o más trabajos adicionales.
En comparación podemos contrastar con Finlandia, todos conocemos el
ejemplo que es Finlandia en términos de educación. A diferencia del
sistema Venezolano el sistema finlandés privilegia el respeto por el desarrollo
individual de cada niño para que este se transforme en una persona única,
enfatizando el interés, el respeto y el cuidado de otros, aun cuando el otro
sea de distintas culturas. Se encamina a los niños a que vayan progresivamente
ganando independencia, de manera que se transformen en adultos responsables.
Los profesores, tanto de primaria como de secundaria, deben tener
maestrías y la profesión del docente es respetada y bien remunerada, de esta
forma muchos optan por el trabajo de docentes. El foco de las universidades es
investigación, y las universidades de ciencias aplicadas se enlazan con el
mundo del trabajo y el desarrollo de proyectos industriales. La
naturaleza de la investigación es práctica en términos de resolución de
problemas. Finlandia se basó en el proceso de Boloña, hay muchas métricas
para identificar si un país está siendo acertado o desacertado en el desarrollo
de su sistema educativo, lo cierto es que sin niños bien preparados será muy
difícil y mucho más costoso formar profesionales aptos. Empezar por los
niños es un trabajo de largo plazo, pero los industriales estamos acostumbrados
a pensar en términos de largo plazo.
Es por esto que una propuesta sería que las industrias se hicieran cargo
de la educación de los hijos de los trabajadores. El costo saldría de
deducciones fiscales, con parámetros que estimulen el rendimiento académico, es
decir a mayor rendimiento académico de los hijos de los trabajadores mayores
deducciones fiscales. ¿Cómo juzgar el rendimiento académico de estos niños?
Muyfácil, bajo los parámetros internacionales de las evaluaciones del
programa PISA, de la OEDC, programa que ya evalúa a un número importante de
países, y cuyos resultados conducen a correcciones y mejoras de los sistemas
educativos.
Los padres de estos niños también deben ser corresponsables del esfuerzo
de sus hijos, así un parámetro a medir en las evaluaciones anuales de los
trabajadores puede ser las notas que obtienen sus hijos. Las empresas grandes
pueden tener escuelas propias, las empresas más pequeñas pueden agruparse a
través de sus gremios regionales o locales para sostener una escuela entre
varias empresas. Lo cierto es que hoy día los impuestos que pagan las empresas
van dirigidos, en parte, a un costosísimo sistema educativo, cuyos resultados
son extraordinariamente decepcionantes. Entonces, ¿porqué no asumir la
administración de la educación en manos privadas, así como manifestamos que las
industrias serían más productivas en manos privadas? Esta propuesta hay que el
elaborarla, ponerle reglas y parámetros. Por supuesto esta nunca se podrá
materializar sin compromisos con el Estado. Si queremos un país en el
cual la producción nacional y la educación sean las preocupaciones centrales,
los Venezolanos debemos tener un Estado y unos gobiernos de turno ganados a
trabajar en alianza con el sector privado. Si, como país, queremos resultados
diferentes debemos hacer las cosas de forma diferente.
Muchas gracias
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