Por Jacinto Marín Rojas
Las despedidas conllevan siempre un cierto sentido de
alejamiento o separación de lo que fue cotidiano durante algún tiempo. Son
también expresiones de afecto, solidaridad y reconocimiento hacia quien o
quienes tengan que alejarse y conllevan, además, alguna dosis de nostalgia
tanto para muchos de quienes despiden como para quienes son despedidos. El alejamiento
de lo cotidiano y el sentimiento de
nostalgia son inseparables las más de
las veces.
Esos sentimientos de afecto, solidaridad, reconocimiento y
nostalgia fueron más que abundantes el viernes de la semana recién pasada
cuando en el acto de clausura de la 71 Asamblea Anual de Fedecámaras celebrada
en Barquisimeto, Jorge Roig, por convicción propia y por mandato de los
estatutos tuvo que entregar la presidencia de la Institución a su sucesor,
Francisco Martínez.
Esta vez el acto de despedida tuvo una connotación muy
particular porque más allá de la cesantía en el ejercicio del cargo de
presidente, Roig deja en la Institución una agenda de prioridades en el ámbito
legislativo y lo no menos importante: la iniciativa para la búsqueda de un Acuerdo
Nacional con base en el mejor diseño de país, cuyo diseño será desarrollado por
los 100 mejores venezolanos que estén técnicamente capacitados y que
oportunamente serán convocados para tal efecto por parte de Fedecámaras.
La particularidad de ambos asuntos radica en que no ha sido
común en Fedecámaras que un presidente saliente deje en manos de quienes han de
continuar la gestión directiva de la Institución, una agenda específica y de
consenso con propuestas de importante trascendencia y expresadas en acciones
concretas, ante una situación crítica y de carácter excepcional en la historia
contemporánea de Venezuela, cuya crisis se agudiza de manera acelerada en todos
los aspectos de la vida nacional.
La reforma legislativa que recomienda Fedecámaras tiene
carácter bivalente en tanto que sirve de referencia para cualquier decisión que
a bien tenga el gobierno nacional para superar la crisis económica de ahora y
es también un aporte para la elaboración de la agenda que habrá de adoptar la
nueva legislatura que se instalará en enero próximo. La importancia de la
reforma legislativa es prioritaria, en virtud de que el cambio que espera la
mayoría de los venezolanos no es posible si no se modifica el marco legal que
ha generado a la crisis actual. Además, las nuevas inversiones que requiere el
cambio tampoco serán posibles sin que se haya dado la reforma legislativa,
sencillamente porque los inversionistas, tanto nacionales como extranjeros,
exigen seguridad y confianza en sus negocios en Venezuela o en cualquier parte
del mundo. La recomendación de Fedecámaras incluye tan solo a una docena de
leyes y normativas, pero que son fundamentales para lograr en el corto plazo un
desarrollo económico estable.
El alejamiento y la nostalgia van a ser poco sensibles para
Roig, dado que el cumplimiento de responsabilidades en la Organización
Internacional del Trabajo (OIT) después
de haber entregado el cargo de presidente de Fedecámaras, lo mantendrá
vinculado a la Institución por un período mínimo de dos años, cuyas responsabilidades
serán ejercidas en representación del sector de empleadores, según las
exigencias de la normativa de la OIT.
Sin duda, con la entrega del cargo y la agenda de propuestas en materia
legislativa, más la iniciativa para un Acuerdo Nacional con base a los
criterios de 100 calificados venezolanos, Roig cierra con broche de oro su
gestión presidencial en Fedecámaras.
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