Sr Marcelo Resende, Representante
de la FAO en Venezuela; Sr. Raúl O. Benítez, Jefe de la Oficina Regional de la
FAO para América Latina y Sr Graziano Da Silva, Director General de FAO
La organización que ustedes
representan ha decidido otorgar un reconocimiento al gobierno de Venezuela por
su éxito en materia alimentaria. Pienso, como muchos compatriotas, que tal
decisión es desafortunada y contribuye a darle continuidad y soporte a
políticas públicas equivocadas, que en materia agroalimentaria, han sido una
desgracia en los últimos 15 años.
Las estadísticas de la FAO
(faostat.org) ilustran el pobre desempeño del país en materia agrícola. Basta
con ver el total de la producción agrícola desde 2007 hasta el 2012 (no están
disponibles las cifras de 2013 y 2014), alrededor de 15,5 millones de toneladas
(15,7, 15,3 14,6, 15,2, 15,3 y 15,8 millones de t para el lapso 2007-2012) y
dividir cada valor entre el número de habitantes tomando las estimaciones,
también oficiales, del INE.
Como ustedes bien saben cada año
se incorporan a nuestra población cerca de medio millón de nuevas bocas, 5
millones en diez años, cerca de 3 en el lapso señalado, mientras que la
producción se mantiene más o menos constante. De allí que cada año la
producción per capita disminuye. Por otra parte la importación de alimentos,
forrajes y animales, con altibajos, aumenta.
La erogación en divisas, bastante estable por muchos años, entre 1.200 y
1.800 millones de dólares, crece en la última década hasta aproximarse a los
10.000 millones debido, entre otras cosas, a la disminución en la producción
bovina, de caña de azúcar, cereales, café, papas, oleaginosas y otros rubros.
De acuerdo a la FAO las importaciones agrícolas entre 2007 y 2011 (no tienen
las cifras de 2012 y 2013) fueron de 4,9,
9,6, 7,6. 6,1 y 5 y las oficiales, del INE para 2012, 2013 y 2014 de 8,8, 10 y 9,0 mil millones de dólares.
Estas cifras ilustran una creciente dependencia de las importaciones. En 1999
las mismas fueron de apenas 1,6 mil millones. Por otra parte el índice de la
FAO de producción per capita para
Venezuela ha sido entre 2007 y 2012, de 102,
96, 95, 100 y 101 (Base 100 para 2004-2006), uno de los más pobres de
América Latina. Por ejemplo el correspondiente a Brasil para 2012 fue de 117.
No todo ha sido negativo para el
consumidor, ha crecido la producción de aves y cerdos, beneficiados por la
importación de forrajes a la tasa de cambio oficial. Si el total de las
calorías disponibles es el adecuado de acuerdo a los criterios de la FAO, se
debe a que el elevado precio de petróleo permitió suplirlas con importaciones.
Eso no es sostenible como lo demuestra la crisis actual derivada del abatimiento
en el precio del mismo. El BCV no publicó las cifras de inflación en los
primeros cinco meses del año a pesar que debe hacerlo por ley, también dejó de
publicar el índice de escasez o desabastecimiento. Buen número de productos
agrícolas han aumentado 100% entre diciembre de 2014 y mayo de 2015. Empresas
encuestadoras señalan que el 85% de la población manifiesta que su principal
problema es la escasez y el precio de los alimentos.
El elevado circulante, la disminución
o estancamiento de la producción nacional, el control de precios y de acceso a
las divisas, ha determinado una elevada inflación y crónica escasez de muchos
productos. La participación del gobierno en la importación, producción,
procesamiento y distribución de alimentos, cosa que usted elogia, así como la
intervención, decomiso y acoso al sector privado y la violación de los derechos
de propiedad, afecta a cada uno de los elementos que integran la definición de
la FAO (1995) sobre seguridad alimentaria: la disponibilidad, la regularidad,
el acceso y el respeto a las idiosincrasias alimentarias. Compromete además, el derecho de futuras
generaciones a una alimentación adecuada y la sostenibilidad de la producción.
Nuestro sistema agroalimentario
sufre la mayor crisis de la historia reciente con episodios de escasez sólo son
comparables con los que sufren países en guerra o afectados por la pobreza o
climas extremos. La FAO insiste en
muchos de sus documentos en la necesidad de una agricultura sostenible, en el
uso de la tecnología para aumentar la productividad, los derechos de
propiedad, uso racional de los recursos
naturales e incremento de la producción. En la última década estas cosas se han
registrado en otros países de América Latina que han establecido máximos
históricos en el valor de sus exportaciones. La FAO, en un documento reciente,
los señala como la base del futuro alimentario de la humanidad. En esa década
Venezuela destaca por su bajo PIN (Índice de la FAO), lo negativo de la balanza
comercial y, de acuerdo a estudios recientes, una disponibilidad de alimentos
desbalanceada.
Sr Representante y demás
autoridades de la FAO ¿Han observado
ustedes las largas filas que hacen los venezolanos para adquirir alimentos?
¿Saben que la gente tiene que abandonar su sitio de trabajo para dedicar cuatro
o más horas a la búsqueda de alimentos?
¿Saben ustedes que muchos de ellos sólo pueden ser adquiridos un día a la
semana? ¿Saben que no hay preferencias por edad o condiciones de salud? ¿Saben que falta maquinaria agrícola,
repuestos, semillas, agroquímicos y otros insumos? ¿Saben ustedes que se
registra una importante fuga de talento y que el proceso de transferencia
tecnológica de las universidades a los productores disminuye? Saben que los programas alimentarios para las
escuelas no funcionan y millones de niños no tienen acceso a la leche. Si, yo
creo que saben todo esto y al detalle, porque, ni más ni menos ese es su
trabajo.
Muchos entendemos que su
organización y por consiguiente su empleo, dependen de los gobiernos y no de
los pueblos. Sin embargo, también entendemos que discreción y habilidad
diplomática serían suficientes. En nombre de muchos venezolanos le ruego que al
menos guarden silencio y ocasionalmente informen a su organización que las
cosas andan mal en Venezuela. No promueva premios a la incompetencia y a las
políticas equivocadas, tengan respeto, o al menos compasión, por los
venezolanos.
De ustedes muy atentamente,
Carlos Machado Allison,
Caracas, Venezuela, junio de 2015
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