Por Veneconomía
Nicolás Maduro, a la luz de las
próximas elecciones parlamentarias y la cercanía del Día del Trabajador,
redobla la virulencia de sus ataques en contra el sector empresarial.
Tal vez lo haga, tratando de repetir experiencia del Dakazo que
tanto rédito electoral le reportó en 2013, para buscar el apoyo popular hoy
perdido. En lo que no hay duda es que lo hace siguiendo al pie de la letra el
guión de la Patria Socialista que le dejó Hugo Chávez de herencia, y que ha
dejado al país en la carraplana.
Maduro lleva dos días consecutivos amenazando a los empresarios
con aplicar a punta de Ley Habilitante un “revolcón económico” (cualquier cosa
que eso pueda significar en voz del mandatario), y en una clara intimidación
les dice que ”todos pueden ir presos”. Anuncia que está haciendo,
conjuntamente con su estado mayor, los últimos ajustes a ese plan especial con
el que afrontará la supuesta “guerra económica” que dice protagoniza el sector
privado de la economía, y lo develará el 1° de mayo, Día del Trabajador.
Desde su programa Contacto con Maduro,
transmitido en cadena nacional de Radio y TV, conmina al sector obrero para que
“se ponga al frente del plan de la contraofensiva económica”, que consolidará
”una gran revolución económica, de carácter socialista, productiva”.
Ahora Maduro aspira a crear consejos populares de
abastecimiento. Los visualiza como grupos de personas que verificarían el
funcionamiento de cada supermercado para evitar irregularidades y garantizar el
abastecimiento de los productos de primera necesidad.
El objetivo a vencer es, a decir de Maduro, ”la burguesía y a la
oligarquía pelucona, especuladora, parásita, ladrona, que tiene los hilos de
distribución de productos, que ha roto todas las reglas de juego de la ley, de
la Constitución y de la economía. Que ha roto todas las reglas básicas de
convivencia, respeto a las leyes y a las reglas de la economía”.
Luego, este miércoles desde Puerto La Cruz, Maduro volvió a la carga
contra los empresarios diciéndoles a voz de cuello que no le asignaría más
divisas a Fedecámaras, volviéndolos a acusar de ser responsables de la guerra
económica, que insiste está en proceso.
Tal vez Maduro logre con este mensaje virulento convencer otra
vez a un sector de la población que la culpa de la atosigante escasez y la
insoportable inflación es culpa de los empresarios. Tal vez, por aquello de que
una mentira repetida mil veces se torna en verdad, algunos miles de venezolanos
le compren la farsa de que son los capitalistas quienes han generado los
devastadores problemas de producción y distribución de alimentos, medicinas y
otros productos y bienes básicos.
Pero, lo que seguro no podrá lograr Maduro es sacar al país del
hoyo, en el que lo han metido 16 años de un modelo político y económico
fracasado si no rectifica el rumbo, por más que invente historias, insulte a
los sectores privados de la economía que producen y mantienen aún en pie al
país, los acorrale, enjuicie y los ponga tras las rejas.
Los proveedores extranjeros no suministrarán sus insumos, las
materias primas, los productos y bienes si no se les pagan los $10 millardos
que se les adeuda por mercancía ya entregada. El capital de inversión no
llegará al país si no se clarifican las reglas de juego y se restituye el
Estado de Derecho en el país. El engranaje de la producción no se pondrá en
marcha si no se garantizan los recursos para funcionar. En las páginas de la
historia está escrito que no ha habido ningún país en el mundo que con
controles, persecución del sector productivo y sin reglas de juego claras haya
podido sacar de la pobreza y la miseria a su población.
¡Así de simple!
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