¿ES LO QUE HAY? NO. ESO NO ES SOLO LO QUE HAY

Por Marcos Romero Torrellas

Lamentablemente, no hay sino más de lo mismo con los anuncios que hicieron los que  dijeron que anunciarían los anuncios. 

Mientras tanto, las víctimas de esta mamarrachada -que es todo el pueblo y, especialmente, los más pobres que están tratando de subir a la lona, aunque ahora están debajo de ella- son los que terminarán pagando con los ingresos del año pasado, los precios del año que viene. Y ¿por qué? Porque a “Chupón”, como le dicen al Gabinete Económico, porque entretiene pero no alimenta, sigue creyendo que con doble circo se puede disimular la falta de pan, a sabiendas de que lo que abundará será la escasez, a pesar del curioso recurso propagandístico que están usando adicionalmente, como es el de  una guerra ficticia que inventaron para evadir responsabilidades y que, por lo visto, también  están perdiendo.

Para ustedes, que son gente de radio, les llamo a prestarle atención a la publicidad que hoy ocupa los espacios de los medios, especialmente de aquellos que  aún no han caído en la órbita de la "hegemonía comunicacional":  

-  30 % avisos del desgobierno y sus campañas presuntamente motivacionales para los ya convencidos en sus huestes, 
-  30 % avisos de servicios (telefonía, turismo, etc. porque de productos nada, ya que todo está sobrevendido ¿y para qué gastar en anunciar lo que no se tiene?)  
-  40 % anuncios de inversión inmobiliaria o de negocios en el exterior, clases de cómo irse a radicar al exterior a la mejor gente que ha formado el país, y lo cual no es otra cosa que seguir con el vaciamiento de talento que tanto nos cuesta ahora preparar académicamente, y cuya ausencia se traduce en una hipoteca del futuro.

Creo que el problema de la recuperación económico-financiera del país no figura entre las preocupaciones básicas de los que hicieron los anuncios. Todo será igual salvo que haya un cambio formal y real de sistema. Porque lo cierto es que más de 100.000 millones de dólares de venezolanos que están aguantados en el exterior, además de otra suma igual de multinacionales que vendrían a buscar negocios petroleros como de infraestructura y logística, bastaría para generar aquí  un nuevo Plan Marshall privado, capaz de poner a valer al país en un quinquenio.

Sin embargo, hay un riesgo político ante nuestras narices: no mantener la unidad, para evitar la tentación de utilizar todo el aparato que dejaría este desgobierno a su favor, en vez de desmontarlo y volver a la sensatez económica. Y, por supuesto, no saber convencer a los nostálgicos que se resisten a la idea del cambio, mientras insisten en apostar por el trabajo con ideas tipo "con el chavismo esto no pasaba".  

No dedicarse a trabajar seria y responsablemente en atención a objetivos transformadores reales, equivaldría a alimentar una reedición del drama del peronismo argentino,  que en el gobierno es un desastre y en la oposición hace lo imposible para que gobierne cualquier otro.

Lo que está planteado, es evitar el  mantenimiento de la condena histórica que representa para el país el Gobierno de los últimos dieciséis años, y la cual parece perpetua. Hoy el Gobierno ya no se ocupa de gobernar, sino de evitar que los venezolanos se sacudan el  karma que dañó gravemente la posibilidad de seguir creciendo como una nación próspera y civilizada, a la vez que la hicieron retroceder a tiempos del feudalismo.

Discurso, dedicación y trabajo proselitista no cesa en fortalecer el populismo depredador que supieron sostener con dinero abundante, y que ahora, con devaluaciones y empobrecimiento de todos los venezolanos, insisten en seguirlo sosteniendo para continuar medrando y fantaseando, indistintamente de que ya no haya riqueza para continuar dilapidando en aventuras locas.

Claro que ese tan necesitado cambio de sistema no pasará con esta gente en el poder. Ellos saben que si cambian, como dijo alguna vez Aristóbulo Istúriz, se caen y pierden privilegios, negocios y posiblemente la libertad. También intuyen que serían perseguidos a nivel local e internacional por todos los desaguisados cometidos, y sin poder disfrutar de lo que se apropiaron indebidamente, porque fue producido con el sudor de la frente de otros.

La rueda de anuncios para informar solamente lo único que estimaban conveniente, nos dejó la sensación de que todo empeorará; que los ya conocidos internacionalmente “bolichicos” seguirán haciendo magníficos negociados con divisas, y que ciertas Casas de Cambio, ahora en manos de ellos, serán la otra hoja de la tijera con la que les cortarán el aliento a importadores, productores y exportadores, como a viajeros. Por supuesto,  para los que ya vimos esta película en otros países latinoamericanos, no nos ilusiona la idea de que habrá posibilidades de evitar el desastre que se avecina, o, al menos, de impedir que acelere su velocidad hacia el precipicio.

Y mientras eso se da en esos términos, también sigue pendiente la obligación de abonar las deudas con los proveedores del exterior, como la urgencia de hacerle frente a la parálisis económica que se respira en todo el territorio nacional. Desde luego, es comprensible que esa situación obligue a muchos pequeños empresarios a murmurar que, dada dicha realidad, siempre sería preferible que gobernara Alí Babá, porque, al menos, todos sabrían que sólo hay cuarenta ladrones.

En el comunismo, no hay nada de nada y los precios no aumentan. En el neoliberalismo salvaje, los precios son delirantes y, aunque hay de todo, no existe la posibilidad de que el pueblo lo pueda comprar. Y es eso lo que se aprecia que está sucediendo en Venezuela, y que no ofrece dudas en cuanto a que aquí estamos en el peor de los mundos: en la escasez del comunismo y los precios desenfrenados del neoliberalismo salvaje.

Sabiendo los esfuerzos que ustedes hacen para mantener una cuota de racionalidad en medio de la locura, les comentamos que somos muchos los que nos  sentimos solidarios con lo que se plantea en La Otra Vía. Porque es un espacio radial en el que es posible escuchar decir las cosas tal como son, y no un programa que se suma a ese empeño en convertir al oyente en víctima de la falta de respeto, y que también seamos tratados como débiles mentales, como sucede cuando desde los espacios de otras estaciones radiales se difunden las noticias que genera el desgobierno.

Comentarios

"Su sociedad está condenada", Ayn Rand

"Cuando advierta que para producir usted necesita obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por el trabajo, y que las leyes no lo protegen contra ellos, sino, por el contrario son ellos los que están protegidos contra usted; cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces usted podrá afirmar, sin temor a equivocarse, que su sociedad esta condenada"

Ayn Rand, 1950. Rand (1905-1982). Filósofa Ruso-Estadounidense