En la dirigencia
que lidera a más de doscientas Cámaras afiliadas al Consejo Nacional del
Comercio y los Servicios (Consecomercio), no hay dudas de que el segundo
semestre del 2014 pudiera convertirse en el registro histórico de un inevitable
severo recrudecimiento de la inflación, de la escasez y de la inseguridad. Y
que la única manera de evitar que dicha situación siga manteniéndose y
fortaleciéndose, es acordando un consensuado cambio urgente en el rumbo
económico del país.
Lo que
constituyó uno de los temas que se trató durante el encuentro regional y
sectorial nacional realizado la pasada semana en Paraguaná, sede de la más
reciente Asamblea Anual de Fedecámaras, como fue un análisis de lo que había
sucedido hasta ese momento y las perspectivas para los venideros 180 días, se
tradujo en dicho convencimiento.
Es una
convicción afianzada en la opinión del liderazgo sectorial nacional, “por asociación” con los problemas con los
debió operar el comercio durante los tres primeros meses del año enfrentados a:
la inflación, la inseguridad, los bajos inventarios, los controles de precios y
de cambio. Pero, además, la falta de divisas y de proveedores, la violación al
derecho de propiedad, las fallas en el servicio eléctrico, la baja demanda de
bienes y servicios, la presión tributaria, la inamovilidad laboral y las
fiscalizaciones.
Los dirigentes
del sector terciario consideran que si
ha existido alguna variación con respecto a dichos problemas, como base
comparativa entre los dos trimestres, es que algunos se han agudizado en el
segundo, como es el caso de las fiscalizaciones y, más recientemente, las
fallas eléctricas. “Pero el resto lo que ha hecho es profundizarse, complicarse
en su manejo gerencial, y, desde luego, plantear soluciones con mayor
urgencia”.
Cada sector vive su particular dificultad.-
Para los
afiliados a Consecomercio, bastaría con evaluar en forma específica lo que ha
estado sucediendo con ciertos sectores y la ausencia de soluciones, para
corroborar lo dicho: la comercialización de automóviles y la prestación de
servicios de mantenimiento, el comercio de autopartes, lubricantes, cauchos y
baterías; el servicio aduanero-portuario y el transporte de mercancías; la
venta de boletos aéreos, servicios hoteleros y de alimentación sectorial; el
comercio de equipos médicos, medicinas y
servicios de salud; la venta de equipos de telefonía, computadores y prestación
de servicios de mantenimiento; electrodomésticos y prestación de servicios de
mantenimiento. Y, por supuesto, el comercio de bienes ferreteros; libros y
papelería; vestido y calzado; panaderías, restaurantes y supermercados
Desde
luego, cada una de dichas actividades está adicionalmente afectada “en su
esencia, funcionalidad, sobrevivencia”, como en su capacidad de mantener
puestos de trabajo dignos o de incrementarlos, por otras tres situaciones cuya
solución reposa totalmente en las manos y voluntad de las autoridades: el
control de cambio y posibilidades de mejorar el nivel de inventarios, el
control de precios como una forma de estimular la producción nacional y
diversificar la oferta, y la inseguridad, hoy por hoy, convertida en un
activador de costos operativos para cualquier negocio, pero, además, en la
negación adicional para el emprendimiento y las nuevas inversiones en el país.
El nuevo rumbo económico y social del país.-
La
necesidad de un nuevo rumbo económico y social no está planteada por
Consecomercio como un requerimiento caprichoso del empresariado. Así se precisó
durante el encuentro sectorial de Paraguaná. “Es un requerimiento que surge de
la propia complejidad de los problemas que agobian a los ciudadanos, a las
regiones, a los trabajadores, a las empresas, y de las observaciones que hacen los
proveedores internacionales de bienes y
servicios, hoy seriamente preocupados por las deudas pendientes y la inevitable
caída de los despachos hacia Venezuela”.
Pero, sobre todo, de la “urgencia
de promover soluciones a partir de revisiones y cambios estructurales de la
realidad económica y social que está viviendo la nación venezolana”.
A la
inflación, la escasez y la inseguridad, por citar sólo tres de los aspectos que
inciden con mayor fuerza en la
operatividad comercial venezolana, hay que hacerle frente en sus raíces y
componentes estructurales. Y eso, a juicio del máximo organismo gremial del
comercio formal y organizado, como del expendio de servicios, demanda un cambio
de rumbo consensuado, fundamentado en el diagnóstico que las autoridades ya
conocen, y que identificó a plenitud en las múltiples conferencias económicas
para la paz celebradas durante las últimas semanas y meses, a solicitud del
propio Gobierno Nacional.
El sector
reitera su firme voluntad a favor del diálogo, de disposición a encontrar las
vías de crecimiento y desarrollo integral de manera armónica entre todos los
actores económicos y sociales del país. Pero, sobre todo, de voluntad para
continuar proponiendo posibles soluciones a los problemas estructurales que
tanto repercuten en el bienestar de los trabajadores, empleadores y
consumidores; “propuestas que, al final, nos incluyen a todos los venezolanos”.
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