Lamentablemente,
(existe) una guerra económica en la que el Gobierno destruyó al sector
comercio, lo puso contra la pared, aplicando el mismo patrón que ya utilizó
contra ganaderos, a los cuales les rebajó el 40% de sus precios.
Del
ganado en pie, unos cuantos más vivos se lo llevaron a Colombia hace unos años
y una buena parte lo exportaron a Venezuela. El resultado ha sido la
descapitalización de la ganadería criolla, cuya recuperación llevará de diez a
veinte anos. A otros productores agropecuarios, los estatizó y la Ley de Tierras acabó con el
natural mercado de tierras, un mercado muy lucrativo que capitalizaba al sector
ganadero y a los que suministraban insumos a la agroindustria.
A ambos sectores, los ha empobrecido,
desapareciendo los primeros y convirtiendo a los segundos en clientes
abastecidos por el gobierno y el Estado. El golpe de gracia lo ejecutó el
difundo Presidente Chávez con la liquidación de la Comunidad Andina
de Naciones para irse al Mercosur, en donde el Estado y el gobierno son importadores
netos de los insumos que antes se producían en Venezuela.
La
agroindustria ha sido reducida a la dieta alimentaria (45% demanda nacional)
que depende de insumos que les provee el Gobierno. A los constructores y
desarrollistas inmobiliarios, también les hicieron su guerra, llevando a emigrar
a una buena parte de los constructores. Ambos grupos fueron expropiados:
tierras urbanas y apartamentos pasaron a manos del gobierno; la deuda no se
pagó. La Ley de
Arrendamiento (ver mi pag web donde hay una presentación al respecto) terminó
de acabar el sector: los precios de la propiedad inmobiliaria fueron
envilecidos, apareciendo por primera vez el precio de venta, el cual hoy esta
sometido a regulación, junto a alquileres.
El Gobierno
ha levantado unas 80 mil viviendas con constructores chinos, turcos,
bielorusos, rusos, iraníes, brasileños. A los constructores venezolanos, no les
permitieron construir viviendas populares.
El
mercado de ensambladores de vehículos, y de fabricantes e importadores de repuestos,
tiene la competencia desleal promovida
por el gobierno, que a través del Fondo Chino trae vehículos chinos, los cuales
se venden en largas colas de 8 a 12 meses.
El
mercado de capitales tuvo su razzia. Todas las casas de bolsas fueron
eliminadas y el capital semilla para invertir por el sector privado,
desapareció. A los bancos, los llenaron de deuda pública, lo cual produjo el
conocido fenómeno de un masivo “crawding out” (desplazamiento) con lo cual el
capital privado no consiguió fondos para capitalizarse.
El
crédito bancario fue redistribuido por las regulaciones de Sudeban hacia el crédito
al consumo, requerido por el Gobierno para colocar su vitualla importada.
El
zarpazo final se le acaba de propinar a los comerciantes. El corolario es la
centralización de las importaciones y el racionamiento de las escasas divisas.
El
gobierno no se detiene, porque el empobrecimiento acelerado audazmente y
maquillado por el Instituto Nacional de Estadísticas y el Banco Centra de Venezuela, no muestra la enorme fábrica de pobres que
los cubanos -expertos en esa área- han puesto en funcionamiento.
Pero
faltan más guerras. Las guerras que quedan por delante, son menudas. El lomito,
el costillar, el ganso y la chocosuela, hasta
solomo abierto; el oso bucco, el
churrasco y los sesos y vísceras, ya han sido deglutidos. El pellejo y los
huesos serán molidos para alimentar a las aves que aún nacen en Venezuela.
Así
el gobierno acelera la toma del poder. Y con el manejo selectivo de lo que ha
sucedido en las elecciones, a final de año y con los militares en la calle, la
puerta de la Jaula
ya estará con candado.
Economista Alexander Guerrero
Comentarios