Puede que sea una idea generalizada que Venezuela ha sido un país receptor de inmigración, de una coexistencia pacífica de los naturales con los venidos de otras tierras huyendo de las guerras, la pobreza, de las dictaduras, de la falta de oportunidades, y que la eligieron para hacer de esta tierra generosa un nuevo hogar que suponían agradecía su esfuerzo y dedicación, sus habilidades y su trabajo brindándoles la oportunidad de ver crecer familia, haciendo realidad o no sus sueños de fortuna, pero integrados como un venezolano más.
Pero algunas cosas han cambiado. Hoy la prioridad es la seguridad, no la seguridad de las personas sino algo superior, supuestamente como reacción ante peligros inminentes de la pérdida de la soberanía o de invasión, por lo que a través de leyes se ha dictaminado que casi el 80 % de la ciudad capital sea considerada “zona de seguridad”.
Usted se preguntará: ¿eso en qué me afecta? Pues si Usted es extranjero o la empresa es de capital mayoritariamente extranjero, para adquirir una propiedad de cualquier tipo en dichas zonas necesita una autorización especial del Ministerio del Poder Popular para la Defensa.
Si el extranjero residente con veinte años arrendado una propiedad procura la compra de la misma, tropieza con ese obstáculo. Y si decide solicitar su naturalización, descubrirá que dicho trámite está “suspendido por orden presidencial”, por lo cual tampoco puede ejercer su derecho de adquirir la nacionalidad venezolana que la ley y
En un mundo globalizado donde los capitales tanto financieros como humanos se desplazan buscando las mejores oportunidades, puede ser de más alto riesgo para el país quedar aislado de dichos flujos que el permitir que una propiedad pueda ser adquirida por un residente no nacional que intenta continuar con una vida de trabajo y asentar aún más su integración como una muestra que la confianza en el país permanece intacta.
¿Será que nos invade una nueva forma de chauvinismo, que se pretende que Venezuela sólo sea para venezolanos nativos y, por lo tanto, el resto de los habitantes debe pensar en que no serán sino ciudadanos de segunda, o, en el peor de los casos, deban considerar volver a emigrar?
Es una de las tantas decisiones que deben tomarse para apuntar a un futuro mejor, porque ningún esfuerzo sobra para desarrollar un país que está esperando por lo mejor del talento de cada uno.
¿Usted cree que esto no le incumbe? ¿Cree que éste será un país mejor si no se practica eso de igualdad ante la ley, respetada en su letra y su espíritu?
Por Oscar Izaguirre, oyente del Programa y cuyas reflexiones se ajustan al pensamiento que priva en el desarrollo de este espacio de opinión sabatina de RADIO CARACAS RADIO
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