El departamento del Tesoro estadounidense anunció junto al ex número uno bancario mundial Citigroup una operación financiera destinada a fortalecer a este último, al final de la cual el Estado federal podría detentar más de un tercio de su capital, a cambio de una importante restructuración de su dirección. Las dos partes detallaron -sin pronunciar el término "nacionalización" parcial- las modalidades de la operación, basada en la conversión de acciones preferenciales en acciones comunes, abierta esencialmente al Estado Federal pero también a los inversores privados.
Citigroup puso a disposición 27.500 millones de dólares en acciones preferenciales (que pagan un dividendo pero no dan derecho a voto). El Estado adquirirá hasta 25.000 millones.
Esta operación cambiará considerablemente la composición accionaria de Citigroup. El Tesoro, que ya detentaba 7,8% de la misma a través de dos previas intervenciones de rescate, alcanzaría 36% del capital del banco neoyorquino con esta operación si convierte sus títulos, precisa AFP.
Esos títulos los había obtenido el Tesoro a fines de 2008 contra la entrega de 45.000 millones de dólares y su garantía sobre 300.000 millones de dólares en activos de Citigroup, que paga un pesado tributo por su exposición a las inversiones de alto riesgo en los préstamos "subprime" que originaron la crisis financiera.
Los inversores privados que detentan acciones preferenciales podrían alcanzar 26% del capital, según Citigroup. El fondo soberano de Singapur indicó que convertirá las suyas en acciones comunes, llevando su participación a 11,1%.
La operación, que requiere la creación de acciones comunes, diluirá considerablemente la representación de los actuales accionistas.
"Los contribuyentes detentarán más acciones Citigroup" que los accionistas privados, cuya parte se reducirá en 74%, estigmatizó Douglas A. McIntyre, analista del sitio 247WallStreet.
La nueva intervención de Washington impone una reestructuración del consejo de administración, que integrará "una mayoría de administradores independientes desde que sea posible".
Tratando de desvirtuar las críticas de una toma de control estatal de Citigroup, el director general Vikram Pandit, mantenido en su puesto, reiteró a la cadena CNBC que su dirección "continúa tomando las decisiones cotidianas".
Sin embargo, esta operación "muestra la importante fragilidad del banco, porque visiblemente las dos intervenciones precedentes durante el otoño (boreal) no fueron suficientes", advirtió Gregori Volokhin, analista de Meeschaert New York.
Pandit admitió por otra parte que no está en condiciones "de saber si se necesitarán otros aportes de capital".
La noticia tuvo un efecto devastador sobre las bolsas europeas y la acción Citigroup en Wall Street (-33,74% a las 16H45 GMT).
La operación "es un doloroso llamado de atención a los inversores privados de que las reglas pueden cambiar en beneficio del Estado", subrayó Patrick O'Hare, analista del sitio Briefing.
"Esta acción destaca una cuestión esencial: al convertir de oficio las acciones preferenciales a una tasa impuesta por el Estado, esto resquebraja una estructura que garantizaba rendimientos a los inversores privados, y fuerza la mano a los inversores", según Volokhin.
La tasa de conversión de las acciones fue fijada en 3,25 dólares, mayor que la actual, aunque lejos de los 25 dólares de antes de la crisis.
La iniciativa hace temer también "que este tipo de intervención se sistematice con otros bancos, dado que hasta el momento no existe ningún pronunciamiento concreto sobre la modalidad de rescate de los bancos por parte de las autoridades", agregó el analista.
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