"El Banco Central de Venezuela (BCV), en su condición de vigilante y supervisor de los sistemas de pago, ha venido trabajando en proyectos de modernización de los sistemas de pago, que involucran una mayor capacidad de operación y una disminución de los riesgos de crédito y liquidez. Todo ello de conformidad con las oportunidades de mejora que ofrece la evolución de la economía nacional.
La referida modernización permitirá mejores niveles de seguridad y eficiencia de las transacciones y operaciones de pagos electrónicos en Bolívares. De allí que contribuirá con el aumento del uso de la moneda nacional en las transacciones, al tiempo que redundará en el funcionamiento dinámico de la economía".
Con esta nota de prensa, el ente emisor lanza un claro mensaje en el sentido de que no hay ninguna intención de dolarizar formalmente a la economía nacional, ni de permitir institucionalmente la circulación del bolívar junto con alguna otra divisa, por lo que parece descartada la posibilidad de que la banca compense y liquide operaciones en otra moneda.
A pesar de la intención del BCV, el circulante en bolívares es cada vez más arrasado por la hiperinflación y la escasez de efectivo es prácticamente absoluta.
La proporción de billetes en la liquidez monetaria apenas supera 3%, cuando el estándar internacional es que el componente de efectivo en el circulante debe ser superior a 15%.
El problema de fondo, sin embargo, es la pérdida de confianza en la divisa nacional por parte de prácticamente toda la población y de los agentes económicos que, incluso, están adoptando con mayor frecuencia al dólar como moneda funcional.
Se estima que en Venezuela hay una masa de divisas estadounidenses que se ubica en el orden de los 2.000 millones de dólares.
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