Por segundo año consecutivo los trabajadores han estado
sometidos a los efectos devastadores de la hiperinflación, por lo que el
gobierno debe revertir esta situación lo más pronto posible para evitar que la
informalización del trabajo siga en aumento, advierte Linerby Sánchez,
directora de Proyectos del Instituto de Altos Estudios Sindicales (Inaesin).
Cuando restan pocos días para que finalice 2019, la clase
trabajadora depauperada ha exigido a las autoridades pagar salarios en dólares,
tomando en cuenta que se permitió el libre uso de divisas en la economía, pero
sin llevarlo a los sueldos.
"Hoy Venezuela exhibe el salario mínimo más bajo de América
Latina y El Caribe con apenas 3,2 dólares al mes calculados a la tasa de cambio
paralela de Bs 47.000, mientras que el resto de la economía cada vez más tiende
a expresarse en moneda extranjera", dijo Sánchez.
Con un ingreso mínimo de Bs. 150.000 y una inflación de
5.515,6% acumulada hasta noviembre en el año –de acuerdo con la medición de la
Asamblea Nacional–, los trabajadores han optado por abandonar sus empleos, ya
que los costos asociados a acudir a sus puestos resultan más altos que la
remuneración que perciben.
Termina siendo más rentable realizar cualquier actividad de
manera independiente que no implique cumplir con un horario y traslados largos
o engorrosos ante el colapso del transporte público y que en muchos casos no
generan el pago de impuestos al Fisco.
Quienes laboran en el sector público en cargos bajos son los
que mayormente se han visto afectados por salario mínimo, dada la caída de los
ingresos del gobierno para poder hacer frente a sus gastos corrientes.
Por esta razón, desde el Inaesin se solicita a la brevedad posible
la puesta en marcha de políticas económicas coherentes que permitan la
recuperación del aparato productivo nacional y la inversión privada en
infraestructura, vialidad y servicios y con ello mejorar el poder de compra de
los venezolanos en 2020.
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