El Consejo Nacional del Comercio y
los Servicios (Consecomercio) considera que el sector terciario de la economía debe
participar activamente en el resguardo de la salud de los consumidores, como en
facilitadores de su acceso a productos cuya compra no termine de destruir su ya
desmantelado ingreso, como consecuencia de la inflación y del mercado negro.
Es por eso por lo que insta
principalmente a sus afiliados y representados, como al comercio formal en
general, a evitar abastecerse de bienes finales de dudosa calidad y, desde
luego, de origen desconocido.
El gremio empresarial lo hace en
vista de la multiplicidad de denuncias que las Cámaras de Comercio de todo el
país han estado recibiendo en las últimas semanas, con respecto a la abundancia
de artículos que nadie sabe cómo y en dónde se producen.
Para Consecomercio, es comprensible
que los vacíos que se han ido creando en el mercado por la desaparición de
fabricantes o la paralización momentánea de líneas de producción de ciertas
empresas por la carencia de insumos y de materias primas, o la asfixia productiva
que siguen produciendo la rigidez de los controles de cambio y de precios, se
estén copando con la participación de nuevos oferentes.
El máximo organismo gremial del
sector terciario considera que es plausible la aparición de nuevas marcas y
productos; inclusive, de los bienes artesanales. No obstante, es muy importante
que si los fabricantes pretenden ganar espacios en el mercado y hacer crecer
sus empresas, es imprescindible que ellos cumplan con la normativa que también deben
cumplir los comerciantes formales ante los consumidores y las instancias
sanitarias del Estado venezolano.
El Consejo Nacional del Comercio y
los Servicios llama la atención sobre el desenvolvimiento de estos hechos, ya que
se han ido convirtiendo en una forma de ofrecerles opciones de compra a las
familias venezolanas, totalmente rebasadas por la inflación y extorsionadas por
el predominio del mercado negro.
Para el comercio tradicional y
responsable del país, lo que debería estar sucediendo es que el Gobierno
Nacional impida la desaparición de las industrias que, históricamente, hicieron
posible el abastecimiento de productos de reconocida calidad, con presencia en
el mercado a partir de la oferta de marcas, tamaño de envases y alternativas
competitivas para el consumidor en materia de precios.
Sólo que, por lo visto, esa es una
responsabilidad ignorada por los funcionarios encargados de evitarlo. Es lo vienen
diciendo los productores y los industriales desde hace tres años, aproximadamente,
y que lo evidencian la escasez, el desabastecimiento, las colas, además de la
recurrencia a una modalidad comercial identificada como los Clap, y sobre cuya
ineficiencia hablan los propios supuestos favorecidos por la misma.
Consecomercio considera que las
autoridades, siempre ocupadas en vigilar, inspeccionar y sancionar a productores,
fabricantes y comerciantes formales, tienen que actuar también ante este caso. Porque
la perversión de la economía no debería ser también permisible con la
proliferación de delitos que luego, injustamente, pudieran ser imputables a los
comerciantes.
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