LONDRES — Reino Unido votó por abandonar la Unión Europea, una decisión
histórica que reformulará el lugar que el país ocupa en el escenario
mundial, aumentará la confusión en el continente y
sacudirá la política occidental.
Poco después de terminado el recuento, el primer ministro David Cameron,
que lideró la campaña por la permanencia en la Unión Europea compareció frente
a su residencia en el número 10 de Downing Street para anunciar que abandonará
el cargo en octubre. En su discurso, Cameron dijo que solo un líder
comprometido con la decisión que han tomado los votantes puede llevarla
adelante.
El sorprendente giro de los acontecimientos fue acompañado por una caída
de los mercados financieros y el desplome del valor de la libra esterlina y la
Bolsa.
El cómodo margen de victoria sorprendió incluso a los partidarios delbrexit,
como se conoce a la salida británica de la Unión Europea. La opción de
abandonar consiguió el 52 por ciento de los votos mientras que los que optaron
por permanecer consiguieron el 48 por ciento. Más de 17,4 millones de personas
votaron para irse y alrededor de 16,1 para quedarse.
“Haré todo lo posible para estabilizar la nave en los meses que vienen”,
añadió Cameron. “Pero no creo que lo correcto sea que yo trate de ser el
capitán que lleve al país a su próximo destino”.
Aunque las encuestas previas al referendo predecían una elección muy
reñida, el resultado no ha dejado de sorprender a muchos en el Reino Unido, en
Europa y en el resto del mundo. Es evidencia del poder de los sentimientos
populistas, nacionalistas y contra la élite en una época de fracturas
políticas y económicas.
“Atrévete a soñar que está amaneciendo en un Reino Unido independiente”,
dijo Nigel Farage, líder del Partido por la Independencia del Reino Unido
(UKIP) y uno de los principales impulsores del referendo para abandonar la
unión, a sus partidarios a eso de las 4 de la mañana, cuando se fijó el
resultado.
Sin embargo, aún no esta claro que el Reino Unido pueda sobrevivir
a la salida de la Unión Europea intacto. La petición de otros dos referendos
fue inmediata: en Escocia para separarse de Reino Unido y en Irlanda del Norte,
donde Sinn Fein ya anunció que quiere votar sobre la posible unión a
la República de Irlanda.
Tanto Escocia como Irlanda del Norte votaron por la permanencia.
“Creo que ahora es muy probable un referendo por la independencia”, dijo
el primer ministro escocés, Nicola Sturgeon, que dijo que sería “inaceptable
desde el punto de vista democrático” que Escocia salga de la Unión Europea
cuando la mayoría de los escoceses quiere quedarse.
“Esta decisión es demoledora, es un día terrible para el Reino Unido y
para Europa. Ni en mil años hubiese creído que los británicos pudieran votar
esto”, dijo Keith Vaz, un legislador laborista.
Los líderes de la Unión Europea reconocieron que el voto británico
limitaría su capacidad para avanzar en la integración política y económica, un
proceso de todos modos ya estancado.
“Esto representa un punto de
inflexión para Europa”, dijo la canciller alemana Angela Merkel. “Es
un punto de quiebre para el proceso de unificación europea”.
En Londres las maniobras para suceder a Cameron comenzaron casi de
inmediato. El primer ministro dijo que permanecerá en el cargo mientras el
Partido Conservador elige a su sucesor. Entre los candidatos con más
posibilidades está Boris Johnson, exalcalde de Londres y quien lideró la
campaña del brexit. Johnson dijo que Cameron es un “político
extraordinario” y que era una pena verlo abandonar el cargo.
El Reino Unido será el primer país en abandonar el bloque, de 28
miembros, que ha ido debilitándose por su incapacidad para hacerle frente
a una sucesión de crisis, desde la caída del sistema financiero en 2008 hasta
los riesgos que plantea una Rusia cada vez más agresiva, y la llegada
masiva de migrantes a las costas europeas el año pasado.
El resultado del referendo fue una victoria digna para los
antieuropeístas por cuyo éxito nadie hubiera apostado hace poco.
Los mercados financieros, que habían anticipado la permanencia,
comenzaron a caer incluso antes de que finalizara el recuento, y
ejercieron presión sobre los bancos centrales y los entes reguladores para
adoptar medidas que limiten el daño y su expansión.
Los economistas ya habían predicho que la salida del bloque podría
afectar seriamente la economía británica. Mark Carney, jefe del Banco de
Inglaterra, trató de referirse a esa posibilidad y explicó que cuentan con
planes de contingencia y que ha dado “todos los pasos necesarios para
prepararse”.
Por STEVEN
ERLANGER - The New York Times en Español
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